Lo que te voy a comentar es quizás, lo más importante para continuar haciendo los sacrificios necesarios para conseguir tus objetivos: la actitud mental correcta.
Yo en mis inicios mis referentes eran Bob Paris y otros culturistas que tenía alrededor, incluyendo algunos culturistas amigos míos que tenían unos físicos espectaculares.
El tener un ideal de tu físico y una meta está muy bien pero siempre y cuando eso te dé las fuerzas para hacerlo. El problema es cuando muchos clientes me llegan y me dicen que un amigo de su gimnasio lleva menos tiempo que ellos y están mejor o que mueven más peso o que hacen mejores tiempos que ellos en bicicleta, corriendo…o como objetivo la fotografía de un culturista profesional o de un atleta olímpico.
Los 5 primeros años de entrenamiento me desmoralizaba porque me comparaba con los mejores del mundo y veía un abismo entre su físico y el mío viendo que nunca iba a llegar a ese físico a pesar que progresaba. La realidad que no veía en aquel momento es que eran personas que llevaban entrenando y alimentándose correctamente 20 años, con unas genéticas de una entre un millón, viviendo para ello y además, utilizando ayudas ergogénicas durante años.
El hacer de una derrota personal el considerar que otros progresan o están simplemente mejor que tú es una actitud mental negativa que hará que no puedas realizar el plan de alimentación y entrenamiento de forma correcta para poder progresar.
Por eso, tu principal rival debes ser tu mismo: tienes que preocuparte para ser la mejor versión de ti mismo a medida que llevas más tiempo entrenando aunque progreses menos que otros de tu alrededor. La mejora personal es la victoria que debe importarte.
Yo, en cuanto dejé de obsesionarme con el físico del resto del mundo y empecé a centrarme en mis propios progresos considerándolos éxitos, la apatía y la sensación de fracaso desapareció. Y no he conseguido llegar a ser nunca Bob París, pero conseguí un físico que con mi perfil y contexto, es toda una victoria personal que me da la felicidad.
Hay personas que pueden conseguir unos determinados resultados en un tiempo y otros que tarden más o que nunca lleguen hasta ese nivel. Lo único importante es conocernos a nosotros mismos y ser nuestra mejor versión, sintiéndonos victoriosos y orgullosos de ello.
Y tú, ¿cuál es tu meta? ¿ la has conseguido? Me encantaría escuchar tu historia
¡Te mando un fuerte abrazo que te dé fuerza para continuar con tus objetivos!